Veníamos con unos amigos, de pasar un mal momento en san Antonio de Areco, un restaurante dónde nos sirvieron unas mini empanadas que estaban muy ricas. Pasó media hora y nada, pasó la hora y nada, De repente vino el mozo y nos dijo que la comida estaba quemada, que si queríamos nos la traía, pero que no se podía comer.Encima estaba medio "mareadito" el hombre. Bueno para no alargarlo, pagamos $90 el agua y $170 el vino y nos fuimos. Saliendo de san Antonio, ya que no había lugar adónde comer, todo lleno, preguntamos a un señor y nos dijo "si quieren comer bien, vayan a Duggan, al Tata de Castillo". Y allá fuimos, tres de la tarde Ja,ja,ja. Nos atendieron como los dioses. Comida fresca y atención de diez por Claudia. Es un lugar muy sencillo, pero te garantizo que comes rerico. Volveremos.